Corpus Christi (en latín, "Cuerpo de Cristo") o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (antes llamada Corpus Domini ("Cuerpo del Señor") es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de la Iglesia Católica en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento. La celebración se lleva a cabo el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Resurrección (es decir, 60 días después del Domingo de Resurrección; formalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte), aunque donde no es precepto, se traslada al domingo siguiente. Se instituyó con motivo del milagro por el cual en 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada, brotó sangre. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el Papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo.
En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia y en varios países es un día festivo oficial (ciertas partes de España, Australia, partes de Alemania, Hungría y Suiza, Brasil, República Dominicana, Bolivia, Colombia, Croacia, Polonia, Trinidad y Tobago, Portugal, Perú, Venezuela y Ecuador). Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que la hostia, el mismo Cuerpo de Cristo, se exhibe en una custodia.
Tomado de: es.wikipedia.org/wiki/Corpus_Christi
El Corpus Christi.
Cristo como miembro de la “Santísima Trinidad” la que según el dogma se reduce un solo Dios, es el centro de la nueva religión, que desmoronando toda situación religiosa, se impone a punta de látigo, puesto que nunca podían concebir que un Dios hubiese sido muerto en las condiciones que lo presentaban, es decir un Dios ensangrentado y muerto crucificado. A pesar de las contradicciones, terminaron por aceptar la religión de los conquistadores, aunque a su nombre cometieron todas las barbaridades que señala la historia.
Sin embargo, es de suponer, que al comienzo, aparentando rendir el culto al Dios Cristiano, realizaban una serie de actividades en honor a sus dioses; pero las figuras de Cristo, la Virgen y los Santos se impusieron totalmente con el paso del tiempo; por lo que esas manifestaciones externas quedaron, y aún hasta hoy, como parte fundamental de las fiestas cristianas.
Dentro del ámbito religioso Cristo es la figura Central manifestado en el Sacramento de la Eucaristía, precisamente Misterio de Unión del Hombre con Dios; quien como signo de su amor se queda con él, instituyendo este sacramento. Por estas razones, desde el comienzo del cristianismo se ha celebrado este misterio con todo cuanto se ha podido realizar en honor de Cristo; de ahí que nunca la devoción por Jesús sacramentado, es decir a Jesús Hombre entre nosotros, a Jesús en Cuerpo Presente “Corpus Cristi”, Cuerpo de Cristo. Esta devoción viene con los españoles para continuarse entre los nuevos cristianos.
La Divina de Corpus Christi, la primera de las fiestas católicas de nuestros anales cívicos – religiosas primitivas que nos presentan un destello. La primera página de la vida social del pueblo azuayo, bien pudiera decirse, sobre base firme de autenticidad histórica que es página eucarística.
Ya en los días mismos de la organización cívica de Cuenca, estaban promulgados por el Ilustre Ayuntamiento, ante la religiosa ciudad de ella, el culto público esencialmente devoto que al Santísimo Sacramento había de tributársele. Del 18 de septiembre de 1557 y del 23 de noviembre de 1562 son las actas municipales en donde consta aquella promulgación.
El Ilustre Ayuntamiento, representante ante todo de la conciencia religiosa y del catolicismo de pueblo, en órbita de acción jurídica, tenía cumplido substancialmente un deber suyo. Pero no se contentó con ello, sino que hizo algo más: llamó la atención pública, de modo oficial desde el principio, acerca de la mejor forma con que el vecindario religioso de Cuenca debía contribuir a la más piadosa y más decente celebración de la fiesta clásica del Corpus Christi en la iglesia y en las calles, con misa y en procesión.
Orígenes del Septenario en Cuenca.
Para dar con el origen de este movimiento de extraordinaria piedad, a principios de la colonia, debemos recordar que los españoles del tiempo de la conquista eran hombres de fe viva y ardiente, aunque no siempre las costumbres de todos ellos estuvieran de acuerdo con esta fe; profesaban especial devoción al Santísimo Sacramento y a la inmaculada Madre de Dios.
Eran aquellos tiempos en que San Francisco de Borja, San Pascual Bailón, El Beato Juan de Ribera y damas de la más alta aristocracia española como la condesa de Feria y doña Teresa Enríquez viuda de don Gutiérrez de Cárdenas, primer duque de Maquila llamada por el Papa Julio II, la loca del sacramento, por su entusiasmo ardoroso y generosísimo en honrar este divino misterio, y otros insignes personajes hacían tales extremos de amor para con el augusto Sacramento en la península Ibérica; que han quedado como modelo de esta virtud para los cristianos de todos los siglos.
Al venir a América los conquistadores trajeron consigo esta fe y esta piedad de aquilatadas prácticas hermosas y edificantes que nos dejaron en herencia, muchas de las cuales subsisten hasta estos días como encarnadas en nuestro pueblo.
A los indios les enseñaron la hermosa salutación de: “Alabado sea el Santísimo Sacramento”. Los libros de nuestro municipio principian y acaban con esta misma santa invocación. He aquí el fervor con que desde la fundación de Cuenca celebraron nuestros mayores la fiesta del Corpus Christi, llamándola frecuentemente el Municipio en sus principales actos y resoluciones: “Fiesta de Cuenca. Fiesta de la ciudad” (El Progreso, N° 849. Art. El Setenario).
Cuando Cuenca fue elevada a sede episcopal, probablemente entonces y no después, tanto el Obispo como el Municipio y el Clero tomaron un día del septenario a su cargo. Después de nuestra emancipación política de España, en tiempos ya de la república y cuando abundaban en todas ellas los generales, coroneles y demás militares de la independencia, entonces la esposas de estos tomaron otro día del septenario a su cargo, que por esto el pueblo con estilo algo bárbaro, llamaba a aquel el día de los militares, que hoy sencillamente se dice día de las señoras. Finalmente cuando se estableció la Universidad de Cuenca, tomaron a cargo suyo otro día del septenario los abogados y médicos de la provincia.
Tomado de: EL CORPUS CHRISTI: ESTUDIO DE UNA FIESTA RELIGIOSA – POPULAR EN CUENCA DE 1600 A NUESTROS DIAS. Tesis previa a la obtención del título de licenciatura en ciencias de la educación, especialidad historia y geografía. De Luis Alfredo Alvares Rodas y Carmen Cecilia Cordero Cedillo, Cuenca Ecuador 1999. CIDAP
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