Se trata, como lo dice su nombre, de siete días seguidos (después de Corpus), donde los cuencanos acuden al parque y presencian diversas manifestaciones religiosas, folclóricas y paganas.
La tradición indica que cada día de celebraciones se ofrece una misa en la nueva Catedral y que los costos corren a cargo de un prioste.
Actualmente este rol es asumido por diversos gremios de profesionales y oficios, que corren a cargo con la volatería, globos, bandas de músicos, entre algunos elementos de una fiesta llena de colorido que, adicionalmente, expone lo más selecto de la tradicional dulcería cuencana y otros provenientes de varias
partes del país: aplanchados, orejas, colaciones, cocadas, nogadas, alfajores, dulce de leche, bocadillos, aplanchados, turrones, melcochas, entre otros.
El dulce de Corpus, que se muestra y degusta especialmente en la calle Sucre de esta ciudad, tiene junto a los globos un papel protagónico dentro de las expresiones tradicionales del rico y diverso folklor cuencano".
Si bien ha sido Cuenca la ciudad ecuatoriana más dedicada a conservar esta tradición, las fiestas del Septenario son patrimonio de las poblaciones andinas y, para algunos estudiosos, incluso se realiza en ciertos puntos de la costa ecuatoriana.
Es una celebración que se la instituye desde la misma fundación de Cuenca y conforma actualmente una de las festividades más sobresalientes del calendario litúrgico Cuencano.
Esta popular fiesta que por lo general se da en el mes de junio tiene como motivo principal el culto al Santísimo Sacramento o Corpus Cristi y como el nombre nos indica, tiene una duración de siete días durante los cuales se desarrollan ritos religiosos y seculares cuyos escenarios son la Catedral de cuenca y el parque Abdón calderón.
El principal atractivo consiste en el multicolor espectáculo de los juegos pirotécnicos.
Estas "artesanías de luz" consisten principalmente en grandes castillos con radiantes luces, globos construidos con papeles de diversos colores en las más variadas formas, bulliciosos cohetes que rasgan la noche Cuencana, además de la alegre música de las bandas de pueblo y la venta de los "dulces de Corpus" elaborados con antiguas recetas de la confitería popular conservadas con mucho celo.
El Septenario es la festividad más antigua de nuestra ciudad, celebrada desde 1557, el mismo año de su fundación. Desde esa época el cabildo y demás autoridades la declararon como "la gran fiesta de la Ciudad" a la que el pueblo debe ir con gran fervor religioso.
En el tiempo de la colonia se establece la costumbre de que los gastos de las celebraciones religiosas y populares estén a cargo de los gobernantes de la ciudad y de los priostes; escogidos estos entre "las principales clases sociales".
El Septenario comienza con la fiesta de Corpus a los sesenta días de la pascua de resurrección. Los actos religiosos, misas, procesión, repique de campanas se realizan en la Catedral.
Y las celebraciones populares se desarrollan en el Parque Calderón con derroche de destello de globos, confeccionados con papeles apropiados y decorados con llamativos colores, el esplendor y la solemnidad de la noche de la fiesta dependen del número de globos lanzados al aire, cohetes, y fuegos pirotécnicos y los castillos de más de cuatro metros de altura confeccionados con motivos religiosos y profanos, forman cuerpos y pisos superpuestos.
En la cúspide del castillo se representa al Espíritu Santo en forma de Paloma, también hay una gran copa con la ostia sagrada. La quema de los castillos es el momento más emocionante de las noches de El Septenario, las luces de bengala, los paracaídas que se desprenden del castillo y la música producen el colorido y la algarabía de la fiesta popular.
Esta fiesta tiene fecha móvil pero generalmente inicia en el mes de Junio.
En este link podemos ver lo que Jorge Dávila Vázquez recuerda: http://www.elmercurio.com.ec/286082-de-corpus-y-septenario.html
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